A lo largo de la década del 90, los temas vinculados a la política eran abordados desde Tiempo Nuevo, conducido en sus inicios por Bernardo Neustadt y Mariano Grondona. Este era un programa con el formato clásico de periodistas e invitados, todos alrededor de una mesa redonda y, a u vez, poseía la particularidad de que los políticos que allí desfilaban eran los exponentes del Neoliberalismo que se afirmaba en nuestro país.
Mientras tanto, el resto de la programación, ficciones y programas de entretenimiento, basaban sus temáticas en cuestiones triviales y costumbristas, desde Grande Pá con Arturo Puig, hasta Ritmo de la noche con Marcelo Tinelli. Esto convertía a TELEFÉ en un espejo de la pizza con champán de la década menemista.
A partir de las voces que se hacían cada vez más fuertes, cuestionando el modelo Neoliberal, a fines de los 90, el canal decidió prescindir de su programa político emblema. Los nuevos debates surgidos en el seno de la sociedad luego de la crisis de 2001, las discusiones por otros modelos políticos, el respeto a los Derechos Humanos, configuraron un escenario social contrapuesto a la década pasada. El canal optó por incluirlos dentro de sus ficciones y especiales.
Tanto en la decisión de dejar fuera al programa de Neustadt, como en la de incluir aspectos políticos en formatos como las ficciones, dan cuenta de cómo la televisión, TELEFÉ en este caso, percibió la apertura de la conciencia social y la circulación de un nuevo discurso que puso en crisis el orden establecido. Y que tuvo su corolario en el Bicentenario argentino.
Por Sebastián Griffin y Malvina Liberatore
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